Mostoles en ruinas

Para el siglo xvi Móstoles era un nudo de comunicaciones cuya importancia radicaba en ser la encrucijada de varias vías importantes. La actual disposición radial de las principales calles de la localidad es un vestigio de estas rutas. En 1565 Móstoles se independizó de Toledo, comprando su propia jurisdicción al monarca Felipe II.

En este siglo también se produjo la aparición de una talla de la Virgen, por la cual se construyó la ermita de Los Santos. La presencia de viajeros y mercaderes propiciaba que la actividad hostelera fuera importante, con varios mesones, posadas y ventas. Las tabernas contaban además con el atractivo de los "órganos de Móstoles",14​ un pintoresco sistema ideado por los lugareños para preservar fresco el vino y que da nombre a una zarzuela del siglo xix escrita por Juan de Alba. En aquella época el concejo mostoleño tenía que surtir de paja, pan y cebada a la Corte y además exportaba gran cantidad de vino y aceite. Móstoles era cabeza del arciprestazgo de Canales, que englobaba 57 pueblos y aldeas.

En el siglo xviii, la Guerra de Sucesión Española afectó negativamente al pueblo. Las políticas viarias de los Borbones dispusieron que todas las rutas que atravesaban Móstoles fueran abandonadas para pasar por la capital, quedando únicamente el Camino Real de Extremadura (que salía de Madrid) como vía importante que pasara por el pueblo.

Las causas del cambio radical que ha sufrido Móstoles en las últimas décadas, pasando de ser un pueblo agrícola de las inmediaciones de Madrid a ciudad dormitorio satélite de la capital, industrializada y tercerizada, hay que buscarlas en un contexto global de un complejo proceso de transformación que arrancó en los años '50.

A comienzos de los años '50 el régimen franquista renunció a la situación de autarquía en la que se hallaba el país, abriéndose al exterior, y sobre todo orientando la economía nacional hacia una industrialización, que trajo la verdadera Revolución Industrial a España. Esta apertura y cambio de política iniciaron un complejo proceso denominado "desarrollismo", uno de cuyos grandes cambios iniciales fue el éxodo de ingentes masas campesinas desde zonas rurales de toda España hacia las ciudades, transformando en pocos años la sociedad campesina en industrial y terciaria, con un hacinamiento y densificación de la población en las ciudades, y un despoblamiento de los pequeños y medianos núcleos rurales. Madrid, como capital del Estado, actuó como principal polo de atracción para esas masas de inmigrantes que a partir de los años '50 se diseminaron por el extrarradio de la capital, en aglomeraciones marginales suburbiales fuera de la legalidad y carentes de infraestructuras y equipamientos.

El problema de la vivienda en la capital se agravó hasta situaciones límite. Desde los años '40, numerosos organismos oficiales venían construyendo y promocionando viviendas accesibles a las masas obreras recién asentadas en las ciudades, en conjuntos residenciales en los que predominaban bloques de apartamentos de diversas alturas, hechos con materiales de baja calidad y viviendas reducidas, con escasez de equipamientos e infraestructuras. Estos modelos residenciales fueron los precedentes de las actuales urbanizaciones de bloques de viviendas que conocemos.

En 1957 el gobierno creó el Ministerio de la Vivienda, para paliar el grave problema existente. Una de sus acciones más importantes fue descargarse de la responsabilidad, dejando a la iniciativa privada (empresas inmobiliarias y cooperativas) la construcción y promoción de conjuntos residenciales en altura, que mejoraron en calidad, pero en los años siguientes (años '60) crearían graves problemas como la falta de equipamientos colectivos públicos (colegios, centros de salud, zonas verdes y deportivas), especulación masiva con el suelo, y ante todo, un boom demográfico y urbanístico que se extendió desde la capital, Madrid, a su Área Metropolitana, transformando los pueblos que la rodeaban en nuevas ciudades satélite, con usos residenciales e industriales, pero quedando éstas como ciudades-dormitorio dependientes económicamente de Madrid, sin recursos propios, y con una grave carencia de equipamientos, debido sobre todo a la falta de involucración por parte de la Administración en resolver problemas de tipo social, y solo preocuparse de generar grandes beneficios económicos por la masiva construcción de viviendas e industrialización de la sociedad.


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